Sus Orígenes
María Josefa Rossello nació el 27 de mayo de 1811 en Albisola Marina, Italia, en el seno de una familia de artesanos de la arcilla. Hija de Bartolomé Rossello y Teresa Dedone, fue bautizada con el nombre de Benita.
Desde muy joven comenzó un camino de vida sencilla y de oración profunda. A los 16 años ingresó en la Tercera Orden Franciscana, aunque su verdadero anhelo era consagrarse plenamente a Dios en la vida religiosa.
Vocación y Fundación
En 1830, comenzó a trabajar como empleada doméstica para una familia en Savona, frente al convento y parroquia de los Padres Carmelitas. Fue allí donde su vida espiritual creció, acompañada y guiada por la comunidad religiosa.
En esa época, Italia vivía una transformación profunda: la sociedad agrícola daba paso a una sociedad industrial, con grandes consecuencias económicas, sociales, sanitarias y culturales. Ante esta realidad, Benita sintió el llamado urgente a actuar.
El obispo de la diócesis, Mons. Agustín María de Mari, fue quien discernió con claridad la vocación de Benita y la animó a fundar una comunidad religiosa.
El 10 de agosto de 1837, junto con un grupo de jóvenes, comenzó una vida comunitaria dedicada a la oración y el discernimiento. Así nacieron las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, y Benita pasó a llamarse Hermana María Josefa.
Obras de Misericordia
Su misión no tardó en desplegarse. En pocos meses, comenzó a acoger a niñas abandonadas, formándolas cristianamente. También fundó las Casas de la Providencia y las Casas de las Arrepentidas, donde brindaba ayuda a mujeres que buscaban dejar la prostitución. No había miseria humana que quedara fuera de su mirada compasiva.
En 1842, comenzó a atender a los enfermos, y su congregación se hizo presente durante distintas epidemias, brindando consuelo y cuidado.
También acompañó y protegió a jóvenes africanas que habían sido esclavizadas, muchas de ellas con discapacidades físicas, a quienes consideraba sus predilectas.
Expansión a América
El 14 de diciembre de 1875, envió las primeras quince misioneras a la Argentina, marcando así el inicio de la presencia de su congregación en América Latina.
Una Vida Plena en el Servicio
María Josefa Rossello vivió con total entrega, sin preocuparse por el reconocimiento personal. En sus primeros años firmaba como «Rosselli», pero con el tiempo volvió a usar su verdadero apellido: Rossello. Fue una mujer sencilla, valiente y profundamente comprometida con los más necesitados.
Falleció el 7 de diciembre de 1880.
Proceso de santidad
- Beatificación: 6 de noviembre de 1938 (Papa Pío XI), tras reconocerse dos milagros.
- Canonización: 12 de junio de 1949 (Papa Pío XII), oficialmente declarada santa.
- Fiesta litúrgica: 7 de diciembre.
Oración
Padre Nuestro, Ave María y Gloria